jueves, 29 de marzo de 2012

Con la llegada de la primavera...

En esta nueva etapa que estoy viviendo, todos los días me ocurren cosas que me hacen sonreir, pero lo que hizo ayer Jimena mientras íbamos en el ascensor con un vecino, además de provocarme un ataque de risa me hizo pensar.
Qué cierto es que la vida cambia cuando te conviertes en madre, pero yo iría más allá. Mi vida empezó a cambiar desde que supe que estaba embarazada.
Y claro está que no hablo de los cambios físicos, hablo por supuesto de cambios de actitud.
Nunca me he considerado una persona púdica, pero sí es cierto que hay cosas que no me gusta ir mostrando por ahí. Pues bien, poco a poco, y desde que supe que estaba embarazada, empecé una carrera que sospecho que aún no he terminado.
La primera llamada que hice tras la noticia fue para coger cita en el ginecólogo, y en la matrona.
Las visitas a cada profesional van siempre acompañadas de una batería de preguntas, casi siempre las mismas y una exploración, claro, es decir, que cada vez que vas al médico, a desnudarte. Con tanta visita, tanta Eco, tanta búsqueda de latido fetal, cada vez con más naturalidad te vas quitando la ropa. Vas escogiendo la ropa en virtud de si es fácil de poner y de quitar, sin pensar en nada más. Muchas veces hasta me quitaba una parte de la ropa durante las preguntas y entraba sólo a la Eco con camisa y pantalón! El jersey, el pañuelo y hasta el collar ya me los había quitado!
Ni que decir tiene que ni te planteas cosas como la vergüenza o el apuro!
Durante el parto que puedo decir, si a parte de enseñar, vienen a tocarte! Dominio público, con permiso, con respeto, pero todo allí, al aire!!!!
Cuando parí, las cosas lejos de cambiar, empeoraron. Si antes era sólo a los profesionales, después era a todo el mundo!
Las primeras veces que daba el pecho llevaba una gasita o un pañuelito y me tapaba. Conforme pasaban los días y por tanto aumentaba exponencialmente el numero de veces que sacaba el pecho por encima de la ropa, disminuían los cuidados para no mostrar los atributos.
Me sorprendí más de una vez con la casa llena de gente y con la teta fuera, mientras mi hija protestaba en brazos de unos y otros reclamando su comida, o palpándome en medio de la calle y por encima de la ropa porque ya no me acordaba cuál de ellas tocaba ahora!
Lo peor de todo es, que cuando pensaba que todo esto era agua pasada, comienza el calor, los escotes y las camisetas y Jimena de repente se da cuenta de todo esto, y decide explorar qué hay por debajo de la ropa en el ascensor y con un vecino!
Me da miedo pensar cuándo y cuánto me queda por enseñar, ahora que está empezando a andar y le encanta ir al parque, sobre todo por que llegan los trajecitos frescos para el verano, cortitos, con escote... que me parece a mí que busco alguna secta naturista para irme acostumbrando o de aquí a poco mis vecinos reconocerán mejor cualquier parte de mi cuerpo que mi cara!

viernes, 2 de marzo de 2012

El día D

Cuando empecé a escribir en este blog lo único que tenía claro era que quería contar una historia. "La nuestra". Poco a poco he ido cambiando prioridades, y a pesar de que me sigue apeteciendo hablar de estas cosas, no lo consigo. No sólo se debe al tiempo que me ocupa mi chiquitita, que cada vez es más, y a mi todo me parece poco, es más bien porque aunque el pasado me resulte maravilloso el sólo hecho de recordar me quita tiempo de este presente que día a día vivo con Jimena.
Ayer hizo 9 meses que llegó, y ese día no se me borrará nunca de la memoria.
El embarazo había ido todo bien, desde hacía escasamente una semana tenía las maletas preparadas para el hospital, quizás espere tanto intentando inconscientemente que aquel momento no llegase.
Llevaba, junto con mi cartilla de embarazada, otra cartilla, guía del parto y nacimiento, dónde, si se daba el caso y todo iba bien, podías escribir "tus intenciones". Yo lo tenia clarísimo:
1. Si quiero epidural, todas las que me puedan poner!
2. Que no quiero elegir nada, hagan ustedes su trabajo señores profesionales y traigan al mundo esta niña con las menores complicaciones posibles.
Ya había hablado con la familia y amigos mas cercanos y les había dicho que por lo menos el trabajo de parto duraría 12 ó 15 horas, así que se lo tomaran con calma.
Como suele ser habitual la vida te deja con la boca abierta y yo el día 1 de Junio de 2011 me encontré con la mayor de las sorpresas, la que nunca hubiera imaginado y hoy puedo decir que estoy hasta orgullosa.
No quiero extenderme mucho, así que resumiré diciendo que tras dos horas de contracciones que aparecieron de repente, y de cinco en cinco minutos, decidí ducharme y preparar el almuerzo. Ensalada de pasta y fruta, que pensé que me vendría muy bien para las interminables horas de trabajo de parto que me quedaban.
Llegué al hospital pasaban ya las 4 de la tarde. En la primera evaluación de la matrona me dijo que acababa de comenzar el trabajo de parto. Hasta me ofreció irme a casa y volver luego, desde luego era un papelón, primeriza, recién cumplida, sin dilatación...Me lo pensé, pero con la llegada de las contracciones la matrona me dijo que quizá seria mejor quedarme.
En dos horas y media me llevaron al paritorio para una segunda evaluación. Yo sólo quería una epidural! Para mi sorpresa la matrona me dijo que la dilatación estaba casi completa y que si me había planteado parir sin epidural. Me quedé a cuadros, no me lo podía creer, así que decidí intentarlo.
Para llevar la contraria diré que fueron cariñosas, amables y que me trataron con mucho respeto. Empecé y terminé la dilatación andando, sin sueros, sin cables, sin cama. Utilicé una bola de pilates, una silla hueca y a mi "cara mitade" en cada contracción hasta que llegó el momento de ir a la sala de partos propiamente dicha. Fui andando, soplando a poquitos por el corredor, y aún tuve tiempo de ponerle a Fran la bata bien puesta.
Mi intención era subirme al potro, pero la matrona volvió a sorprenderme, me preguntó si quería parir de pie. Todo me había ido tan bien que decidí probarlo. 
A las 20.55h llegaba Jimena, y mamá ayudaba a sacarla poquito a poco y la cogía en brazos.
No puedo evitar emocionarme al recordarlo, ni puedo creerlo aún, sin epidural, de pie y sin puntos. Una hazaña, si señora!

miércoles, 25 de enero de 2012

Una ilusión.

Después de dos meses de parón me vuelvo a poner a recordar en los ratillos que mi gordita me va dejando, que cada vez necesita más atención.
El año pasado por estas fechas me hice la Eco de las 20 semanas. El Ecuador. Hasta ahora no quería hacerme ilusiones, todo podía torcerse en cualquier momento, y esta Eco era la que decidiría si el embarazo continuaba o no adelante. Temblaba antes de entrar como nunca y ni siquiera miré el monitor que tenía al lado. Estaba tumbada, rígida, con los puños cerrados y deseando terminar y que me dijesen que todo estaba en su sitio que no había malformaciones y que estaban todos los deditos en manos y pies cosa que me tenía a maltraer desde hacía tiempo. Sólo respiré tranquila con el informe en la mano, ya en la puerta. Tuve tiempo durante el resto del embarazo de ver las fotografías, una y otra vez sin cansarme de ellas.
Pasado el miedo decidí dejarme llevar. Autoricé a familia y amigos a comprar lo que quisieran (tenían una prohibición expresa), y empecé a pensar en pintar, comprar muebles, ropas de bebé y de mamá...
Para mí el pistoletazo de salida, ahora sí iba a ser mamá. Sólo me quedaba cruzar los dedos y esperar a que Jimena no tuviese prisa y quisiera salir antes, por lo menos no antes de las 34 semanas!