viernes, 2 de marzo de 2012

El día D

Cuando empecé a escribir en este blog lo único que tenía claro era que quería contar una historia. "La nuestra". Poco a poco he ido cambiando prioridades, y a pesar de que me sigue apeteciendo hablar de estas cosas, no lo consigo. No sólo se debe al tiempo que me ocupa mi chiquitita, que cada vez es más, y a mi todo me parece poco, es más bien porque aunque el pasado me resulte maravilloso el sólo hecho de recordar me quita tiempo de este presente que día a día vivo con Jimena.
Ayer hizo 9 meses que llegó, y ese día no se me borrará nunca de la memoria.
El embarazo había ido todo bien, desde hacía escasamente una semana tenía las maletas preparadas para el hospital, quizás espere tanto intentando inconscientemente que aquel momento no llegase.
Llevaba, junto con mi cartilla de embarazada, otra cartilla, guía del parto y nacimiento, dónde, si se daba el caso y todo iba bien, podías escribir "tus intenciones". Yo lo tenia clarísimo:
1. Si quiero epidural, todas las que me puedan poner!
2. Que no quiero elegir nada, hagan ustedes su trabajo señores profesionales y traigan al mundo esta niña con las menores complicaciones posibles.
Ya había hablado con la familia y amigos mas cercanos y les había dicho que por lo menos el trabajo de parto duraría 12 ó 15 horas, así que se lo tomaran con calma.
Como suele ser habitual la vida te deja con la boca abierta y yo el día 1 de Junio de 2011 me encontré con la mayor de las sorpresas, la que nunca hubiera imaginado y hoy puedo decir que estoy hasta orgullosa.
No quiero extenderme mucho, así que resumiré diciendo que tras dos horas de contracciones que aparecieron de repente, y de cinco en cinco minutos, decidí ducharme y preparar el almuerzo. Ensalada de pasta y fruta, que pensé que me vendría muy bien para las interminables horas de trabajo de parto que me quedaban.
Llegué al hospital pasaban ya las 4 de la tarde. En la primera evaluación de la matrona me dijo que acababa de comenzar el trabajo de parto. Hasta me ofreció irme a casa y volver luego, desde luego era un papelón, primeriza, recién cumplida, sin dilatación...Me lo pensé, pero con la llegada de las contracciones la matrona me dijo que quizá seria mejor quedarme.
En dos horas y media me llevaron al paritorio para una segunda evaluación. Yo sólo quería una epidural! Para mi sorpresa la matrona me dijo que la dilatación estaba casi completa y que si me había planteado parir sin epidural. Me quedé a cuadros, no me lo podía creer, así que decidí intentarlo.
Para llevar la contraria diré que fueron cariñosas, amables y que me trataron con mucho respeto. Empecé y terminé la dilatación andando, sin sueros, sin cables, sin cama. Utilicé una bola de pilates, una silla hueca y a mi "cara mitade" en cada contracción hasta que llegó el momento de ir a la sala de partos propiamente dicha. Fui andando, soplando a poquitos por el corredor, y aún tuve tiempo de ponerle a Fran la bata bien puesta.
Mi intención era subirme al potro, pero la matrona volvió a sorprenderme, me preguntó si quería parir de pie. Todo me había ido tan bien que decidí probarlo. 
A las 20.55h llegaba Jimena, y mamá ayudaba a sacarla poquito a poco y la cogía en brazos.
No puedo evitar emocionarme al recordarlo, ni puedo creerlo aún, sin epidural, de pie y sin puntos. Una hazaña, si señora!

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