sábado, 12 de noviembre de 2011

¿Cómo he llegado hasta aquí?

Nunca tuve como objetivo ser mamá, realmente no. Nunca he jugado con muñecas para pasearlas, vestirlas o darles de comer. Tenía un caballo, un coche de carreras y el Hospital de Playmovil (desde ahí viene el asunto). Me gustaban los juegos de ingenio, y prefería mil veces leer un libro, el que fuera, que jugar a las cocinitas o a las mamás, siempre y cuando no habláramos de jugar a la cuerda, al elástico o de cualquier actividad en la que me pudiera mojar, fuera beber agua en la fuente o saltar charcos (cosa que sigo haciendo, y debo decir que a mi sobrina le encanta).
No fui por tanto una "niña" como tal, porque cuando yo era pequeña si había juguetes, ropas , actividades y colegios de niños y niñas. Debo agradecer por tanto a mis padres que se esforzaron por hacer "normales" todas las cosas que hacía, decía y pensaba.
Desde que aprendí a leer y a escribir dejé de hacer cosas de niño o de niña, y empecé a ocupar todo mi tiempo a descubrir el maravilloso mundo de aprender.
Por suerte sigo manteniendo esa inquietud por saber, aprender, estudiar, leer,...
Cuando de niña pensaba cómo sería mi vida cuando fuese mayor nunca me imaginaba con niños de la mano, sino con un trabajo, una casa, una pareja, sí, pero nunca como mamá.
Es un topicazo, la vida da muchas vueltas, pero es una gran verdad, y donde dije digo, digo diego! pero no puedo decir que me asaltara el instinto, ni que me entrasen unas ganas irrefrenables de ser mamá, ni reloj biológico ni nada de eso. Fueron las peticiones cargadas de sinceridad de mi pareja, que sí tenía como objetivo ser papá. Tuvimos varias conversaciones serias sobre el tema, hasta que me di cuenta de que el no sería feliz si no llegaba a ser padre. Todo eso unido al paso de los años y a una lista de excusas que poco a poco se iba agotando obraron el milagro y me hicieron tomar una de las decisiones más difíciles de mi vida. Ser mamá.  

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