jueves, 24 de noviembre de 2011

Perdiendo el juicio

Por estas fechas el año pasado me hacía la eco de las 12 semanas. En cuanto al embarazo todo estaba muy bien. Lo peor me lo hacían pasar las cordales, las muelas del juicio, vamos. Decidieron, por su cuenta y riesgo, sin contar con nadie, y mucho menos conmigo, que era su momento de dar el cante. Tras años conmigo, sin pena ni gloria, ni salían ni dejaban de salir, y yo de esa forma, ni me las quitaba ni les quitaba ojo. Había ido varias veces al maxilofacial y siempre llegábamos a la misma conclusión. No quitarlas, igual se quedaban como estaban. Pero no, decidieron ellas solitas ser las estrellas del espectáculo y yo me lo encontré por sorpresa. De repente una noche me despertó un dolor terrible, como de garganta y oído. Pensé que había pillado una amigdalitis, pero era una muy rara, no tenía fiebre. Al día siguiente tenía revisión en el dentista, así que cuando llegué y me vió se echó las manos a la cabeza! Estaban completamente negras! A mí si que me iba a dar algo, hasta intente levantarme e irme cuando me dijo que en aquel momento me iba a operar y retirármela. Sentí cómo se me iba el color de la cara sólo de pensar el postoperatorio que me quedaba por pasar sin poder tomar ni una pastilla de nada. Hoy le doy las gracias. Supo tranquilizarme, cuidar de mí, con una gran maestría y buenas dosis de habilidad fue retirando uno por uno hasta retirar el último cuando ya estaba de 38 semanas. En su consulta me sentía bien y realizó su trabajo tan bien y tan rápido en cada ocasión que apenas tuve dolor ni hinchazones.
Algunos me decían que estaba loca, que embarazada meterme en esas historias era una locura.
Afortunadamente me dejé guiar por los profesionales, por el buenos profesionales. Creo que es de justicia ser agradecido, así que gracias María Ángeles, por tu paciencia, por tu entrega, por tu saber hacer, por tu preocupación y por hacer sentirme tan bien incluso en la silla del dentista, habrá sitio más inhóspito?. Te deseo la mejor de las suerte, porque mi cariño ya lo tienes.

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